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viernes, 29 de junio de 2012

"Volveremos a vernos"


Joven discreto, solo quiere dar placer”. Este es el anuncio por palabras que puse hace dos meses en una revista de publicidad, desde entonces, una sola vez han solicitado mis servicios.

Fue una mujer casada de unos 40 años aproximadamente (no quise ser indiscreto preguntando la edad). Nos vimos en su casa. Su marido, me dijo, estaba de viaje de negocios. Cuando llegué yo estaba un poco nervioso, pero poco a poco me fui soltando.
No me pidió nada especial, te dejo hacer a ti, me dijo, y como no tengo mucha experiencia, puse mi imaginación a trabajar.

Empezamos hablando en el salón, de cosas poco importantes. ¿Por qué me dedicaba a esto?, ¿por qué había llamado ella?.....Pasada media hora, me decidí a actuar.
Primero saqué de mi bolsillo un pañuelo de seda negra que siempre llevo (nunca se sabe para lo que puede hacer falta). Le vendé los ojos y le puse como condición que no se lo quitara hasta que yo se lo dijera. Empecé poniéndola de espaldas a mí, le recogí el pelo en una cola que sujeté con mi mano izquierda, mientras besaba el cuello y la parte de debajo de la oreja. Poco a poco fui quitándole la camisa que llevaba abrochada con botones a la espalda y bajé por ella besándola hasta llegar a la cintura. Le di la vuelta para subir igualmente besando todo su torso ya casi desnudo, hasta llegar al cuello, justo debajo de la barbilla. En este instante, ella se movía nerviosa e intentó besar mi boca, pero me aparté y el beso se perdió en el aire con un suspiro de deseo. La cogí de la mano y poco a poco la fui acercando al dormitorio (me dijo que era la segunda puerta a la derecha), la tumbé en la cama sin dejar de darle besos y caricias con mis labios por la base del cuello y los hombros, le quité el sujetador, negro con encaje, y le desabroché el pantalón. Lo bajé despacito, sin dejar de rozar todo su cuerpo con mis labios, le levanté las piernas para liberarlas del pantalón, y seguí subiendo desde el tobillo a la ingle igualmente besando y rozando sus piernas con mis labios y mi lengua. Notaba la excitación de ella por la forma de arañar las sabanas y de jadear, yo también estaba bastante excitado. Me deshice de las braguitas, negras con encajes también, y con movimientos suaves de mi labios fui acariciando todo el contorno de su pubis, depilado en forma de corazón, que apuntaba hacia su clítoris, donde dirigí mi lengua para acariciarlo con suaves movimientos. Ella se retorcía cada vez más, apretando las sábanas con sus manos y ahogando quejidos de placer. En ese momento, decidí subir lamiendo por el ombligo siguiendo por los pechos y los pezones (duros como canicas). Llegué a la boca y ella ansiosa me cogió la cabeza por la nuca y empezó a besarme como nunca nadie lo ha hecho. A tientas, porque tenía todavía los ojos vendados, consiguió desnudarme, y con voz temblorosa y jadeante, me pidió que la follara. Abrió las piernas para dejar paso a mi cuerpo, y con movimientos suaves comencé el vaivén. Era tal la excitación que ella tenía que tomó las riendas,  agarró mi culo con sus manos y comenzó a moverse como una posesa hasta que llegó al clímax. Se retorcía de placer mordiéndose el labio inferior,  girando la cabeza a un lado y a otro y apretando mi cuerpo con sus piernas. En ese momento noté una opresión en mis testículos, era mi semen que se abría paso hacia el exterior. Ahogué un grito hundiendo mi cara en la almohada y cinco segundos después, estábamos uno encima de otro sudando y jadeando, sin decir una palabra.

Después de cinco minutos de relax en la cama, sin hablar, sin movernos, solo respirando y recuperando el aliento, nos levantamos, fuimos al cuarto de baño, nos aseamos y nos dirigimos de nuevo al salón. Me ofreció algo de beber, pero lo rechacé, así que cogió su bolso, me dio cien euros más de lo que le pedí y se despidió con esta frase. “Volveremos a vernos”.

Por cierto, mi nombre es Achelóo.




Relato escrito por Achelóo.

lunes, 18 de junio de 2012

Agujero Glorioso


Me llamo Tania, tengo 21 años y soy estudiante de periodismo.
La semana pasada nos encargaron un trabajo de investigación en la facultad y a mí me tocó el tema de “locales liberales” y su subcultura. Ese nombre no me sonaba de nada. Mi primer paso fue acudir a internet para ver de qué se trataba. Un local liberal es un sitio de encuentro, donde se realizan intercambios de pareja, orgías, voyerismo, etc., pero siempre desde el consentimiento de cada uno de los participantes.
Pues bien, tras unas horas de navegar por la red empapándome de las prácticas habituales y la terminología utilizada, busqué locales cercanos en mi ciudad. Encontré tres. Apunté la dirección del que me pareció más interesante, me arreglé y salí directa hacia el local cargada con mi bloc de notas tamaño cuartilla y mi bolígrafo “bic” (para mí no hay otro igual por muchas marcas nuevas que saquen).
En cuanto llegué, me di cuenta que me había formado una idea equivocada de estos locales. No son lugares “oscuros” contrariamente a lo que yo había imaginado. La gente es bastante extrovertida y permitieron que les hiciera un montón de preguntas. ¿Cuánto tiempo hace que acudís a estos sitios?, ¿Lo sabe vuestro círculo de amigos?, ¿Cómo se lo han tomado vuestros familiares?, etc.
El gerente del local me propuso enseñarme todas las estancias, a lo que yo accedí encantada. Empezamos por la zona de bar, que es donde las parejas hablan, se conocen y si todo va bien, pasan a las siguientes habitaciones. Vimos las habitaciones con camas para practicar sexo, habitaciones con todo tipo de herramientas y accesorios para practicar “bdsm” (bondage, dominación, sumisión y masoquismo). Seguimos hacia la zona de jacuzzis, donde 3 parejas se divertían de lo lindo.
En este punto, he de deciros que me encontraba un pelín excitada por todo lo que estaba viendo. Supongo que el dueño se dio cuenta, porque hacía rato que me observaba con una leve sonrisa en los labios. Llegamos al final de un pasillo que acababa en una puerta. Con un tono de pícaro (de alguien que ha enseñado el local muchas veces), me preguntó si estaba familiarizada con el término “Glory Hole” o agujero glorioso. Le contesté que no, que me parecía un nombre algo ridículo. Él se rió con ganas, y me dijo que era mejor que lo viera por mí misma, en vez de explicarme en qué consistía. Me puse un poco nerviosa pero accedí. Al fin y al cabo, de eso trata un trabajo de investigación no? Antes de entrar, me dijo que no me iba a hacer falta el cuaderno y el bolígrafo y los cogió.
Al abrir la puerta me encontré con una habitación de unos 3x3 metros con las paredes de color negro o azul muy oscuro e iluminada tenuemente. A ambos laterales había una especie de banquetas o taburetes. No había reparado en los agujeros practicados en las paredes de unos 15 cm de diámetro, posiblemente por la poca luz y también por los nervios. Estos agujeros estaban situados junto a las banquetas a una altura de unos 80 o 90 cm. Al cabo de un minuto, apareció por uno de los huecos, la polla más grande que he visto nunca. Me acerqué con curiosidad y caí en la cuenta de por qué se llama el agujero glorioso y su utilidad. Me quedé mirándola, fijándome en todos sus detalles. El miembro erecto, el glande brillante, las venas que lo recorrían y los movimientos involuntarios al compás de los latidos del corazón. No me lo pensé dos veces. La agarré con mi mano derecha y note al instante como se tensaba en respuesta a mi acción. La acaricié y empecé a subir y bajar la mano suavemente. Me senté en una de las banquetas para estar más cómoda  de forma que la polla me quedaba a la altura de la cara. Abrí la boca y la lamí con avidez, primero el glande, besándolo y chupándolo. Luego me la metí todo lo que pude y chupe con más fuerza. Desde el otro lado de la pared, se empezaron a oír unos gemidos que confirmaban que iba por buen camino. Me di cuenta que tenía empapadas mis bragas y que ahí abajo estaba muy caliente. Me incorporé para poder levantarme la falda y bajarme las bragas. Volví a escuchar un gemido, pero esta vez de impaciencia. Me senté otra vez, agarré el miembro de nuevo y lo introduje en mi boca. Mi clítoris estaba hinchado y muy sensible. Introduje mi dedo anular en mi coño y lo moví con ansia. Al cabo de unos minutos, cuando mejor me lo estaba pasando, noté cómo el miembro se ensanchaba un poco más y se ponía más duro, pero no me dio tiempo a apartarme del todo y me calló el semen por parte de la cara y en la ropa. El pene se retiró y yo me quedé jadeando durante medio minuto o así. Me levanté, me limpié con un dispensador de papel que había al lado de la puerta y salí.
Cuando cerré la puerta apareció el gerente ofreciéndome el bloc de notas y mi boli. Noté como me ruborizaba por momentos, así que cogí mis cosas y me despedí de él con la mayor rapidez que pude. Me dijo que esperaba que hubiera recopilado todos los datos necesarios para mi trabajo. Asentí casi sin mirarle y me encaminé hacia la salida. Al cruzar el umbral de la puerta de salida escuche a lo lejos la voz del gerente diciendo: volverá.
Y no se equivocaba. Esta noche pienso volver.


miércoles, 13 de junio de 2012

Dia de Depilación


Hace una semana que he roto con Adán. Me siento mal, llevábamos siete años juntos. Lo quiero, pero nuestra relación está en ese punto en el que parece haber llegado a su final. Me siento mal por él y por mí. Nos queremos pero lo nuestro no va a ningún sitio. No me siento atraída por él. Antes me temblaban las piernas, se me erizaba todo el vello con sólo tenerle a mi lado. Con sólo tocarme me transportaba a lo más infinito de la galaxia. Sus manos me acariciaban y me dejaba llevar y llevar hasta que nos fundíamos en un éxtasis que casi dañaba el alma. El sigue intentado estar conmigo.

Pero todo eso ha acabado, no siento nada. Ahora me siento peor.

Era hora de mi cita con la depilación. (Maldito vello, ya casi te he vencido, el láser acabará definitivamente contigo). Hora: 15:30. Comienza la sesión, duele, pero hay que aguantar, una tiene que estar siempre a punto. Mi esteticien se llama Carolina. Es una chica bien parecida, rubia, delgada, charlamos mientras me depila, como siempre...... Pero esta vez no es lo mismo. Hay algo en ella que me atrae. Me imagino cómo sería estar con ella en la cama. Algo me pasa porque estoy excitada y me da la impresión de que se nota. Parece que hasta me estoy poniendo colorada. ¡No puede ser! Me está poniendo el aceite de después de la depilación. Sus manos masajean mis piernas, los gemelos, las rodillas, los muslos.....mi excitación es más que evidente, el masaje sigue y me noto húmeda, ¡por Dios qué me pasa si a mi no me van las mujeres!!!! Pero me dejo llevar. Carolina sigue masajeando mis muslos una y otra vez, roza mi pubis y ¡ay por Dios! Uno de sus dedos me penetra y me transporto, sus labios besan los míos, besan mis pezones duros como cerezas. Esos dedos siguen un compás que poco a poco se va acelerando, esa lengua prueba el néctar de mi ser rozando y lamiendo......Me gusta, me gusta mucho......
Me gusta, me gusta, me gusta......

Y ¿Ahora qué? ¿Carolina? ¿Adán? No sé, lo que sí sé es que lo he pasado de miedo tanto con Adán como con Carolina. ¿Porqué no los dos? Aprovechar el momento de placer sólo o en con compañía qué más da..... Me siento viva.